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miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL BLUES DEL ADIOS

Una parte de mí se ha marchado,
se ha ido a vivir, a vivir sin mí.
Una parte de mí se me ha roto
y no puedo olvidarla, no la olvido, ni quiero.

Esa parte de mi se vuelve
fría cada mañana, se me antoja lejana
y no puedo abrazarla
porque ya no está aquí.

Esa parte ha dejado vacía
la mitad de mi cama, la mitad de mi alma.

Me quedé si verano
tan solo y soñándola,
 un verano tan raro, tan eterno
que espero con ansia al otoño
que llegará cuando muera mi amor.

Mientras mi locura te canta
te echo de menos y el tiempo pasa.

Sin correr, sin carreras el tiempo sigue
y sigue dando que hablar a una mente perdida
que busca el amor, en pequeñas cosas,
a pequeños tragos, segundo a segundo.

El tiempo interminable, no para
y  mi almohada también me acompaña
en el sentir, en el recuerdo, en esas mañanas
en las que me falta
la parte de mí que me extraña.

La parte de mí que aun ama,
la que dormida te sueña,
esperando tu vuelta,
esa parte de mi aun se rebela
allá arriba
donde el ventilador da vueltas
refrescando la estancia.

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